viernes, 11 de julio de 2008

EXISTEN OTROS MUNDOS?

Los científicos han buscado su conocimiento por medio del estudio, pero los profetas lo han hecho por medio de la fe. Los astrónomos han desarrollado poderosos telescopios con los cuales han podido ver muchas cosas, mas los profetas y videntes han tenido una visión más clara, a distancias mayores, con instrumentos de gran precisión tales como la Liahona y el Urim y Tumim, los cuales han sobrepujado aun hasta a los más avanzados radares, radios, televisores y equipos telescópicos Un artículo escrito por un astónomo alemán informa que los astrónomos de radio discuten hoy la inequívoca posibilidad de comunicación interplanetaria entre el hombre y las criaturas de otros planetas. Con intrínseca lógica matemática, "demuestra" que puede haber varios planetas en los que exista vida, entre todos los astros del espacio, y que hay "posiblemente diez comunidades civilizadas en 1000 años luz de la tierra", y "Muy bien puede haber criaturas con inteligencia suficiente para transmitir mensajes de radio a través de las enormes distancias entre los espacios interestelares". Este astónomo parece estar convencido de que eventualmente sus colegas de la tierra podrán etectar e interpretar nuevos mensajes de seres sumamente cultos provenientes de esas omunidades inteligentes. Agrega que la historia galáctica de tales planetas "podrá tomar miles de millones de años en desarrollarse, pero su florecimiento podría tal vez durar únicamente algunos miles de años; de manera que sus breves momentos de apogeo muy raramente coincidirían". Además, especula que "algunas civilizaciones extraterrestres deben haberse destruido Completamente a sí mismas, mientras que otras deben haber destruido sólo las más altas formas de Vida, permitiendo así que otras nuevas y más recientes civilizaciones se desarrollaran de las simples Criaturas que lograron sobrevivir''. Al parecer, no se hace mención de ningún poder de control, por lo que tememos que exista la S uposición de que los planetas se forman por sí mismos y que sus habitantes también se crean a sí mismos. Respetamos y felicitamos a los científicos por su incansable labor de investigación y por Algunas de las valiosas conclusiones a las que han llegado. Sin embargo, no es sino al agregar a sus Suposiciones y descubrimientos el conocimiento que hemos adquirido por medio de las Escrituras y poner a un Dios omnipotente en medio de todas las cosas, que el panorama se esclarece y que el ropósito de la existencia cobra su significado y color. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por El fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. (Juan 1:1-3.) A todo esto, la revelación moderna confirma: Los mundos por él fueron hechos, y por él los hombres fueron hechos; todas las cosas fueron hechas por él, mediante él y de él. . . . y por esto fue llamado el Hijo de Dios. . . . (DyC 93:10, 14.) El Señor mismo testifica: "He aquí, soy Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, el que hice los cielos y la tierra. ..." (DyC 14:9.) "y ... están en mis manos . . ." (DyC 67:2.) Los investigadores del universo podrán admirarse del conocimiento que Adán tenía sobre la astronomía, o del cúmulo de conocimiento que poseían Enoc y Moisés acerca de este mundo y su origen, historia y destino final. Muchos se maravillarían del gran Abraham que vivió hace cerca de cuarenta siglos y que era una autoridad no sólo en materia del conocimiento de la tierra, sus movimientos y condiciones, sino del universo mismo, y aun hasta el mismo centro de éste. Seguramente complementó su conocimiento sobrenatural con investigación y observación adicionales en las claras y estrelladas noches de las llanuras de Mesopotamia. ¿Sería posible que hubiera observatorios en las altas cimas de las antiguas pirámides tan impresionantes? El mandamiento del Señor ha sido: "Buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe." (DyC 88:118.) Abraham debe haber recibido la mayor parte de su conocimiento por medio del Urim y Tumim, los cuales podían haber sido más iluminativos que el telescopio más poderoso del mejor observatorio del mundo. Durante sus 175 años de brillante vida, Abraham acumuló conocimiento en muchos campos del saber, pero principalmente en astronomía, rama en la que parece haberse destacado notablemente, siendo posiblemente igual o superior al más experto de los astrónomos egipcios. Su conocimiento científico se puso totalmente de manifiesto en el altar próximo a Bet-el, cerca de Jerusalén. Al estar en la tierra de Egipto y sentarse a escribir su tratado sobre papiro, posiblemente para presentárselo a Faraón y a su respetable corte, escribió lo siguiente: Y yo, Abraham, tenía el Urim y Tumim que el Señor mi Dios me había dado en Ur de los Caldeos; y vi las estrellas, y que eran muy grandes, y que una de ellas se hallaba más próxima al trono de Dios; y había muchas de las grandes que estaban cerca; y el Señor me dijo: Estas son las que rigen; y el nombre de la mayor es Kólob, porque está cerca de mí, pues yo soy el Señor tu Dios; a ésta la he puesto para regir a todas las que pertenecen al mismo orden que ésa sobre la cual estás. (Abraham 3:1-3.) Los mundos fueron creados, organizados y puestos a funcionar bajo Jesucristo, nuestro Señor, a petición y bajo la dirección del Padre, Elohím, nuestro Padre Celestial. Abraham sabía, tal como nosotros lo sabemos también, que las obras de Dios en todas sus creaciones son infinitas, eficientes, En su revelación al profeta José Smith, el Señor aclara: "Y hay muchos reinos; pues no hay espacio en el cual no haya reino; ... Y a cada reino se le ha dado una ley . . ." (DyC 88:37-38.) El conocía los límites de los cielos, la tierra, el sol, las estrellas, y sus tiempos, revoluciones, leyes y glorias—cuyas esferas reciben su luz de Kólob, la mayor de todas las estrellas. (Ver Abraham 3.) De hecho nos habla del trono de Dios y explica que El reside "en un globo semejante a un mar de vidrio y fuego ... un gran Urim y Tumim." (DyC 130:7-8.) En su inspirado tratado, Abraham continúa diciendo: ' 'Y el Señor me dijo por el Urim y Tumim que Kólob era conforme a la manera del Señor ..." (Abraham 3:4.), y que una revolución de ésta equivalía a mil años, según la manera de medir de esta tierra. Kólob . . . significa la primera creación, la más próxima a lo celestial o la morada de Dios. Primera en gobierno, última en cuanto a la medida del tiempo. . . . (Perla de Gran Precio, Facsímile 2:1.) En el mismo tratado se describen otras creaciones gobernantes cercanas a donde reside Dios. Este conocimiento tan avanzado fue dado a Abraham, como se lee: ' 'Así lo reveló Dios a Abraham cuando éste ofreció sacrificio sobre un altar que había edificado al Señor," (Perla de Gran Precio, Facsímile 2:2.) Abraham nos dice: Así fue que yo, Abraham, hablé con el Señor cara a cara, ... y me habló de las obras que sus manos habían hecho; ... las cuales eran muchas; y se multiplicaron ante mis ojos, y no pude ver su fin. (Abraham 3:11,12.) Si pudiéramos extender nuestra imaginación para absorber la infinita magnitud de las creaciones de Dios en honda meditación, comprenderíamos mejor las palabras de este hermoso himno: Si pudieras volar a Kólob en el término de un parpadeo y continuar tu trayectoria con la misma velocidad, ¿Crees que alguna vez podrías, en el curso de la eternidad, encontrar la generación en que los Dioses empezaron a existir? ¿O ver el gran principio, en que el espacio no se extendía? ¿O presenciar la última creación donde los Dioses y la materia se unen? Mi ser piensa que el Espíritu susurra: "Ningún hombre ha jamás encontrado 'espacio puro,' " Ni visto las cortinas exteriores, donde nada tiene un lugar. Las obras de Dios de ser no cesan, y los mundos y las vidas sobreabundan; La superación y el progreso un giro eterno tienen. No existe fin para la materia; ni lo hay para el espacio; No existe fin para el espíritu; ni lo hay para la raza humana. Las Escrituras postulan que muchos mundos han desaparecido al destruirse a sí mismos, mientras que otros han sido perfeccionados, pues la comunicación entre lo alto y lo bajo no es solamente posible sino que es una realidad. Y el centro de coordinación del universo en tal mundo perfeccionado es Dios. El conoce todas las cosas que podrían afectarnos, y es a causa de su experiencia al crearnos a su imagen, que está ansioso de vernos convertidos como El—perfectos. Es por esta razón que El ha estado comunicándose con nosotros a través de todos los siglos. Sin necesidad de aviones o naves espaciales, sus mensajeros han visitado esta tierra. Para nuestro mayor asombro, el científico concluye finalmente su informe con la declaración de que "la civilización actual de la tierra está llegando ya a su primera gran crisis, debido a los recién descubiertos poderes de autodestrucción", y que ''la mejor esperanza del hombre para evitar el desastre yace en escuchar atentamente los consejos teletransmitidos. Porque más allá del estrellado espacio infinito", nos dice, "tal vez exista una antigua y sobria civilización que habrá sobrevivido muchas crisis, y que está tratando de advertir y librar a la inexperta tierra de los errores de su propia inexperiencia." ¡Qué observación más audaz! Desconocen que por miles de años nuestro omnisciente y sapientísimo Padre Celestial, desde su "antiguo y sobrio mundo", ha estado tratando de que sus hijos capten sus consejos radiotransmitidos y su sabiduría teledirigida, pero ellos siempre han estado ciegos para ver y sordos para escuchar. Nunca han querido conectarse con la línea de poder celestial. Siempre se han recibido mensajes de advertencia por medios escritos. Las Escrituras postulan que muchos mundos han desaparecido al destruirse a sí mismos, mientras que otros han sido perfeccionados, pues la comunicación entre lo alto y lo bajo no es solamente posible sino que es una realidad. Y el centro de coordinación del universo en tal mundo perfeccionado es Dios. El conoce todas las cosas que podrían afectarnos, y es a causa de su experiencia al crearnos a su imagen, que está ansioso de vernos convertidos como El—perfectos. Es por esta razón que El ha estado comunicándose con nosotros a través de todos los siglos. Sin necesidad de aviones o naves espaciales, sus mensajeros han visitado esta tierra.

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