jueves, 10 de julio de 2008

PREGUNTAS Y RESPUESTAS



José Smith, hijo, fundó La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el estado de Nueva York en abril de 1830. Él sirvió como su primer Presidente y como profeta y vidente de la Iglesia. José Smith fue un hombre notable. De ello parece haber poco espacio para la duda. Pero, ¿un profeta? Esa es una pregunta importante –una muy importante pregunta. José fue dado a preguntas profundas acerca del asunto de la religión cuando era joven. Él buscó la verdad entre las religiones organizadas de su época, pero quedó insatisfecho. Con el tiempo, como una respuesta a sus sinceras plegarias a Dios al respecto, él recibió una visita de dos seres celestiales: Dios el Padre y el Hijo. A partir de esta base, él recibió educación y preparación mediante futuras revelaciones, respuestas a oraciones, ministrantes celestiales y los apacibles susurros del Espíritu Santo.
Pero, ¿por qué rompió Dios Su largo silencio de casi dos milenios para ahora llamar a un joven desconocido como profeta? La respuesta es más simple de los que podría pensar. Es un asunto de profecía y preparación. Pero mayormente es un simple asunto de voluntad de Dios. Él escogió a José Smith para ser el profeta mediante el cual Él restauraría las verdades sagradas y el conocimiento salvador. José Smith no pidió ser un profeta.
Depende de cada uno de nosotros, sin embargo, el preguntar si José Smith fue llamado para ser un profeta. El saber la respuesta a esa pregunta puede ser el conocimiento más importante que usted pueda ganar este año.
Categories: Preguntas y Respuestas
¿Qué relación existe entre las escrituras y los profetas?

Aunque los sistemas de escritura han existido desde hace mucho tiempo y los textos religiosos parecen haber formado a menudo el núcleo de los registros escritos de una cultura, el establecimiento de un canon de escritura consensual ha sido con frecuencia un asunto en disputa. Además, se encuentra el hecho de que es sólo en los tres o cuatro siglos pasados que la alfabetización se ha convertido en una práctica bastante común para “las masas”, y podemos comprender rápidamente por qué un profeta fue tan juicioso al mantener la pureza doctrinal y la consistencia antes de esa época. Debido a que no se establecía frecuentemente un canon de escritura fijo y debido a que una persona promedio no tenía acceso a éste de ninguna manera, los no clérigos necesitaban tener acceso a los cielos para buscar las respuestas más allá de sus propias oraciones personales. El profeta tenía ese rol.
El profeta imploraba a Dios en nombre de Sus hijos, y Dios hablaba a Sus hijos mediante el profeta. Este sistema uniforme era muy efectivo, especialmente para las poblaciones pequeñas que fomentaban la comunicación vía medios orales. El desafío creció, así como los profetas de cada época supieron, y como la población de los hijos de Dios creció. El contacto cercano con el profeta de Dios - tanto por disciplina como por inspiración - se hizo menos regular, y con aquella distancia, las comunidades de seguidores llegaron a fragmentarse más. Note el crecimiento de la iglesia cristiana en el registro del Nuevo Testamento, por ejemplo. Cuando Jesús estaba vivo enseñaba a todos aquellos que deseaban convertirse en discípulos de Su camino. Después de Su muerte, a medida que los apóstoles difundían las Buenas Nuevas por todos los países aledaños, empezaron a surgir diferencias de opinión, administración y creencia, en todos los lugares. Se enviaron cartas a varias ramas de la Iglesia para mejorar los puntos débiles hasta que los apóstoles y los setentas podían llegar y restaurar las verdades y prácticas perdidas o corruptas.
Aunque este ejemplo proviene de la época del Antiguo Testamento, éste sigue un patrón general del profeta que busca la dirección de Dios, enseñando aquella dirección a su comunidad, y escribiéndola para referencias futuras. Los siguientes profetas confiaron en aquel registro bíblico y comprendieron la necesidad de expandir el canon a medida que encontraban nuevas situaciones sociales y a medida que la dirección de Dios para Sus hijos de cada época y lugar traía extensiones y mejoras lógicas. De hecho, la revelación es una marca distintiva de un llamado profético tanto como es la capacidad de interpretar y aplicar las revelaciones contenidas en las escrituras proféticas existentes.
La relación apropiada entre la revelación actual y la revelación registrada de tiempos antiguos es tal vez mejor explicada por Papias, uno de los primeros obispos cristianos: “Si alguna vez venía a nosotros alguno de los que habían seguido a los presbíteros, yo examinaba cuidadosamente las palabras de los presbíteros, [para aprender] lo que Andrés, Pedro, Felipe, Tomás, Juan, Mateo o cualquier otro de los discípulos del Señor decía, o qué es lo que dicen Aristón y Juan el presbítero, discípulos del Señor. Porque yo suponía que no sacaría tanto provecho de los libros escritos, cuanto de las palabras y la voz viviente” (como se cita en Where Have All the Prophets Gone?, ¿Dónde han ido todos los profetas?, Scott M. Petersen, P. 65)
Fuentes:
Where Have All the Prophets Gone? (¿Dónde han ido todos los profetas?), Scott M. Petersen
Encyclopedia of Religion, (La Enciclopedia de la Religión), ed. Mircea Eliade en “Prophecy” (Profecía)
Categories: Preguntas y Respuestas
¿Qué es un profeta?

La palabra profeta proviene de la palabra griega prophetes, que significa hablar por o en nombre de alguien. A pesar de que muchos piensan en los profetas como que predicen el futuro, es más a menudo el caso en que ellos actúan como predicadores, es decir, como mensajeros de Dios ellos hablan de los temas actuales en lugares de los futuros, incluyendo las situaciones sociales. El papel de profeta también está estrechamente relacionado al de un vidente y un revelador. Aunque Dios puede hablar a Sus profetas a través de visiones, sueños, sentimientos, susurros del Espíritu y a través de ángeles, en raras ocasiones, Él también habla con ellos cara a cara, como fue el caso de Moisés (véase Deuteronomio 34).
Podemos visionar a los profetas tanto en un sentido general a través del espíritu de profecía y como un profeta asignado a cumplir una asignación específica. La mayor parte de este sitio web tratará de lo último, es decir, de un profeta llamado a representar a Dios ante Sus hijos en un llamamiento específico. Veremos lo que es un profeta y lo que no es un profeta. Veremos patrones y profecías, responderemos algunas de sus preguntas y tal vez causemos que usted pregunte más. Pero al final, esperamos que usted se sienta más seguro que nunca de que Dios está al control del universo, que Él es en verdad su Padre en los Cielos, y que Él le ama. Una manera de manifestar ese amor es por medio de Sus siervos, los profetas.

La palabra griega apostasia indica un “alejamiento” de la verdad, especialmente de la verdadera religión (ver 2 Tesalonicenses 2:1-3). Habiendo dicho esto, tal vez sea más exacto decir que la verdadera apostasía es más un “dar la espalda” o “volverse en contra” que un simple alejamiento por negligencia. “Tal vez aún más exactamente, la apostasía podría describirse como un grupo en particular que da la espalda a Dios o rechaza la relación en convenio ofrecida mediante los de Su casa. (2 de Crónicas 29:6; Jeremías 2:27). En consecuencia, la apostasía no es necesariamente una deserción de la religión propiamente dicha sino más bien una perversión de, o una rebelión en contra de, la verdadera religión. De tal manera que la apostasía no requiere un alejamiento total de la propia fe sino un rechazo a las leyes de Dios y Sus profetas o a sus líderes divinamente elegidos” (A dónde se han ido todos los Profetas? P.19)
“Evidencia bíblica e histórica sugiere que la apostasía general no es necesaria para que Dios presente una nueva dispensación, aun cuando a veces sucede de esa manera. Así como la apostasía puede verse como una desviación del curso verdadero, así también una dispensación puede verse como la corrección de un curso. Viéndolo de otra manera, alguna vez el reordenamiento divino es necesario para corregir tanto la orientación como el accionar de la casa de Dios” (Los Profetas, p.19)
Con el reordenamiento de los asuntos de Dios y el llamamiento de un nuevo profeta fundador para liderar una nueva dispensación, se da solución a cuatro problemas de importancia: (1) se reestablece un profeta viviente como el vocero de Dios en la tierra, por medio del cual nuestro Padre habla a Sus hijos, (2) se reestablece la divina autoridad de Dios por medio de la cual se permite al hombre actuar en el nombre de Dios y guiar a Su pueblo; (3) se restaura y aclara las doctrinas distorsionadas a su estado simple y puro; y (4) se restaura la autoridad para efectuar sacramentos, o ritos y ordenanzas, conjuntamente con la verdadera naturaleza de su propósito.
Fuentes:

Dios nunca ha parecido sentir una restricción en cuanto a tiempo o geografía para cumplir con Sus propósitos. Más bien, Él llama a los que ha preparado y desean servir. De esta manera, Sus profetas del Antiguo Testamento vinieron de Egipto, Babilonia, y lugares cercanos, incluyendo Canaán, Israel y Judá. Los Apóstoles del Nuevo Testamento fueron de Judea, Galilea y de áreas cercanas, pero viajaban por todo el mundo antes de morir predicando el evangelio del Hijo de Dios.
Los Reformistas que prepararon el terreno para una eventual restauración fueron europeos. El clima político y religioso en el área de Nueva Inglaterra de los Estados Unidos a inicios del siglo XIX fue el lugar perfecto para aquella restauración-fervor religioso, un nuevo país que tenía espacio para que una nueva iglesia crezca y un país que estaba a punto de crecer para convertirse en la fuerza dominante en el mundo por los próximos doscientos años o más. Si el Señor hubiera llamado a un profeta de Jerusalén, Él hubiese estado muy ocupado en sólo mantener a Sus escogido con vida durante toda la actividad y revolución política y militar de aquella región.

Bien podemos hacernos la pregunta paralela: ¿Por qué Moisés no vestía un terno oscuro, corbata y zapatos de tacón bajo bien lustrados? Los profetas pueden actuar como los representantes de Dios pero también son miembros de la comunidad del hombre. Como tal, se visten como miembros adultos conservadores de la vestimenta de la comunidad. Un profeta que vive en el Reino de Tonga probablemente usaría un lava-lava, que es una falda tipo pareo, mientras que un profeta de las Américas probablemente usaría un terno. Lo mismo sería cierto en las normas del cabello y del aspecto facial.

Supongamos que Dios insertara en el mundo de hoy un moderno Moisés, un profeta a quien se le asigne una vez más la mayordomía de dirigir el reino de Dios en la tierra. Si ese acontecimiento llegara a suceder, sería el flujo espiritual más importante en siglos. Sería importante investigarlo. Una afirmación de tal nombramiento profético que vale la pena examinar es el de José Smith, hijo, fundador de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Este sitio web no tiene la misión de exponer su caso completo (para ello vea www.josephsmith.com en inglés). Sin embargo, la doctrina y la organización que se dio bajo su dirección es notable tanto por su amplio alcance como por su exacta precisión en relación a lo que se perdió a través de la apostasía.
Echemos un vistazo a la lista de preguntas indicadas en ¿Cómo puedo saber si un hombre fue llamado por Dios?
P. ¿Afirma que el llamado vino de Dios, a pesar de que el llamamiento en sí puede haber venido a través de otra persona en una posición de autoridad?
R. “yo pensaba en mi corazón: ¿Por qué me persiguen por decir la verdad? En realidad he visto una visión, y ¿quién soy yo para oponerme a Dios?, o ¿por qué piensa el mundo hacerme negar lo que realmente he visto? Porque había visto una visión; yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía; y no podía negarlo” (José Smith-Historia 1:25).
P. ¿Recibió la autoridad del sacerdocio para actuar en nombre de Dios?
R. “En 1829, [José Smith, hijo] recibió la autoridad del sacerdocio de manos de Juan el Bautista y de Pedro, Santiago y Juan” (Guía para el estudio de las Escrituras, bajo el subtítulo “Smith, hijo, José”).
P. ¿Ofrece revelaciones y pronunciamientos de Dios que él considera obligatorias para el pueblo que dirige?
R. Todas excepto 3 revelaciones de las 138 que componen el libro Doctrina y Convenios fueron recibidas por José Smith y se consideran canon y, por lo tanto, son obligatorias para los Santos de los Últimos Días.
P. ¿Enseña verdades universales, que cruzan los límites culturales y políticos?
R. Como un ejemplo de la amplitud de intención del mensaje de José, la portada del Libro de Mormón dice que trata de “convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones” (cursiva agregada).
P. ¿Aborda temas sociales en manera esclarecedora y, a veces, radical?
R. La revelación a José Smith sobre un código de salud (véase Doctrina y Convenios, Sección 89) es un buen ejemplo de su enfoque radical a la salud que ha demostrado estar muy de acuerdo con las buenas prácticas de salud de hoy en día.
P. ¿Mantiene así como también reforma el estado actual de la religión?
A. Ver, por ejemplo, sus enseñanzas sobre la Trinidad.
Las respuestas a estas preguntas adicionales son igualmente positivas y esclarecedoras. Sin embargo, ustedes deben hacer la investigación y respondérselas ustedes mismos, y luego acudir a Dios para ustedes mismos pedirle que Él les de una confirmación espiritual con respecto a si realmente José Smith fue llamado como un profeta. Luego ustedes debería examinar a sus compañeros profetas en la línea como profeta y apóstol de la Iglesia restaurada de Jesucristo:
¿Pasó por algún tipo de preparación espiritual para el llamamiento?
¿Tiene o tuvo una gran debilidad o prueba que soportar?
Tiene oponentes que no creen en su llamamiento como profeta?
Tiene la confianza en los sagrados textos (escritura) y el deseo de darlos a conocer?
¿En qué formas testifica de Jesucristo como Redentor de la humanidad?
Sources
Esta es una excelente pregunta. Para responderla primero debemos entender dos cosas: (1) ¿qué es la Biblia? (2) ¿cuál es el papel de un profeta?
La Santa Biblia es la palabra de Dios. Es inspirada y se erige como revelación a la familia humana sobre cómo Dios se ha relacionado con Sus hijos y de cómo el hombre puede reconciliarse con Dios. El Antiguo Testamento es venerado por los cristianos y los judíos por igual, y los musulmanes reconocen varios profetas bíblicos que son también mencionados en el Corán, incluido a Jesús.
Sin embargo, la Biblia no es una colección de todos los libros inspirados que alguna vez se hayan escrito, ya que vino de las plumas de los profetas; más bien, es un consenso de opinión emitida por líderes de la iglesia a finales del siglo IV en cuanto a qué escritos fueron, en su opinión, plenamente inspirados, en contraste con aquellos cuya autoría no pudo ser verificada o cuya teología estuvo en oposición a la ortodoxia en uso de la época, la cual había sido notablemente alterada de las doctrinas del cristianismo apostólico. Los primeros cristianos aceptaron muchos más libros como auténtica revelación de Dios que los que están contenidos en la Biblia actual.
No existen documentos que hayan perdurado que sugieran que los líderes de la iglesia del primer –y principios del segundo – siglo hicieran un esfuerzo concentrado para registrar las interpretaciones oficiales de doctrina o de teología; sin embargo, el cristianismo en el cuarto y quinto siglos trató de aplicar erudición estricta a temas doctrinales. La iglesia había crecido significativamente, y diversos grupos fueron fuertes en establecer sus opiniones en ausencia de los apóstoles, cuyo trabajo era enseñar doctrina correcta. (Después de la muerte de los Apóstoles, simplemente no había organismo o autoridad viviente universalmente reconocidos para distinguir la verdad del error.) Las ideas de los filósofos griegos estaban tomando por asalto el Mediterráneo, y el importante comercio y tráfico cultural se llevaba a cabo entre el Medio Oriente y la India. No existía carencia de filosofías y puntos de vista del hombre y su(s) dios(es). No es de extrañar que los cristianos quisieran afirmar sus creencias religiosas antes de ser totalmente mezclados con otros rompecabezas teológicos de la época, sólo para ser reensamblados en formas creativas y desconocidas. Así fue que, a finales del cuarto siglo d.C., se estableció el canon bíblico de 27 libros del Nuevo Testamento, después de un importante y acalorado debate.
Ahora que comprendemos lo que la Biblia es en realidad, debemos comprender el papel de un profeta. En suma, un profeta se erige como representante de Dios. Por lo cual la pregunta llega a ser: La Biblia, que registra los antiguos tratos de Dios con el hombre, ¿ofrece una mayor ayuda que un profeta, que se ocupa de la orientación actual de Dios para el hombre? ¿Cómo puede ser?
El profeta defiende y proporciona mejoras para el canon existente. Aunque ciertamente hay brechas en la línea profética, cuando encuentre que existe un moderno profeta, preste gran atención a lo que él dice.
Sources

En el centro de la creencia en un Ser Supremo está la pregunta de cómo se recibe la palabra de Dios. Escritos sagrados de los profetas, escribas inspirados, profesores divinamente nombrados, y otros proporcionan una base y un marco para la comprensión de cómo Dios interactúa con Sus hijos. A pesar del valor de estos registros, como la Santa Biblia y otros textos, son oráculos vivientes, no escritos, los que son la fuente más valiosa de la divina inspiración. Por ejemplo, el primeros obispo cristiano Papías escribió aproximadamente en el año 140 d.C.: “Si alguna vez venía a nosotros alguno de los que habían seguido a los presbíteros, yo examinaba cuidadosamente las palabras de los presbíteros, [para aprender] lo que Andrés, Pedro, Felipe, Tomás, Juan, Mateo o cualquier otro de los discípulos del Señor decía, o qué es lo que dicen Aristón y Juan el presbítero, discípulos del Señor. Porque yo suponía que no sacaría tanto provecho de los libros escritos, cuanto de las palabras y la voz viviente” (citado por Eusebio, Eccl. Hist. 3.39.1, 3-4).
La Biblia, literatura seudepígrafa y apócrifa seleccionada, los Rollos del Mar Muerto, y los primeros cristianos nos dicen cómo ha respondido el hombre a la profecía en cada dispensación. Normalmente los justos al final rechazan a Dios y se desvían de Sus caminos. Caín se enteró de que el mal puede traer beneficio personal y enseñó ese secreto a los demás. La semilla justa de Noé finalmente sucumbió a la maldad, construyó la Torre de Babel, y fueron dispersados. La venerable línea de Abraham a través de Efraín finalmente se rompió a causa de la apostasía, y la adoración de Israel de los falsos dioses de Egipto dio lugar a su esclavitud. Después de Moisés, Israel, en numerosas ocasiones dio la espalda a Dios, rechazándolo a Él y a Su convenio, y fueron conquistados y dispersados. El cumplimiento de Cristo de la Ley de Moisés, el restablecimiento de su Iglesia en la tierra, y el ministerio apostólico que siguió fueron también rechazados en el tiempo, por diversos líderes cristianos y los miembros en general, causando de nuevo la repetición de la apostasía como en cada dispensación anterior .
Los incitadores y agitadores de la Reforma trataron de rectificar falsas enseñanzas y poner fin a siglos de corrupción; sin embargo, la desunión y la falta de autoridad impidió una plena restauración de la primitiva cristiandad. Después de la Edad de la Razón y el Gran Despertar, el establecimiento en América y la libertad religiosa inspiraron otro despertar y reforma doctrinal, lo que también trajo una proliferación de nuevas denominaciones cristianas y movimientos restauracionistas del siglo XIX. Una de las que reclamaban una plena restauración de la verdad es la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Su reclamo de haber sido dirigida por un profeta viviente desde la creación de la iglesia es digno de mencionarse.
Fuentes:

Definitivamente, la mejor manera de saber si un hombre es realmente llamado por Dios como Su profeta, es pedir a Dios un testimonio espiritual. Después de todo, la religión es un asunto de entendimiento y experiencia espirituales, y esta pregunta se refiere a uno de los más importantes temas de la religión organizada: cómo Dios maneja Sus asuntos en la tierra y a través de qué estructura administrativa Él los hace funcionar?
Dicho esto, cabe señalar que Dios es Dios, en parte, debido a su consistencia. Aunque es todopoderoso, Él no es arbitrario en Sus relaciones con Sus hijos. Por lo tanto, podemos ver cómo Él ha llamado profetas en el pasado e identificar ciertos patrones que deberían ayudarnos a determinar, al menos, si un hombre se ajusta a los patrones de los profetas. Si no, tendremos menos confianza en su atribución a su santo llamamiento.
Aquí hay algunas preguntas que usted debe hacer para saber si un hombre es llamado de Dios:
¿Afirma que el llamado vino de Dios, a pesar de que el llamamiento en sí puede haber venido a través de otra persona en una posición de autoridad?
¿Recibió la autoridad del sacerdocio para actuar en nombre de Dios?
¿Ofrece revelaciones y pronunciamientos de Dios que él considera obligatorias para el pueblo que dirige?
¿Enseña verdades universales, que cruzan los límites culturales y políticos?
¿Aborda temas sociales en manera esclarecedora y, a veces, radical?
¿Mantiene y reforma el estado actual de la religión?
Otras preguntas podrían incluir:
¿Pasó por algún tipo de preparación espiritual para el llamamiento?
¿Tiene o tuvo una gran debilidad o prueba que soportar?
Tiene oponentes que no creen en su llamamiento como profeta?
Tiene la confianza en los sagrados textos (escritura) y el deseo de darlos a conocer?
¿En qué formas testifica de Jesucristo como Redentor de la humanidad?
Pero aquí repetimos: Definitivamente, la mejor manera de saber si un hombre es realmente llamado por Dios como Su profeta, es pedir a Dios un testimonio espiritual.

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